jueves, mayo 17, 2007

Autoconciencia y libertad (Respuesta a Carlitos*)

Carlos Vargas: ¿Qué pasa cuando alguien, libremente decide no responder a su llamado? ¿O es que acaso es imposible decidir libremente no atender a la vocación?

Equiparas, según te he entendido, la libertad con la autoconciencia; más aún, la primera se fundamenta en la segunda. Me inquieta un poco: ¿sólo se es libre cuando se es autoconciente? Si es así, esto implicaría muchos problemas; uno de ellos, quizá extravagante, es que de acuerdo con ello, los animales no son libres; no tendrían la posibilidad de pro-yectarse. Otro caso serían, por ejemplo, los niños, quienes tampoco serían libres sino hasta que adquieren autoconciencia. ¿Podrías aclararme un poco más esta noción y su interrelación? Me refiero a la noción de libertad y su relación con autoconciencia.

Roberto Cruz: Un placer Carlitos. Respondo a tus ingeniosas preguntas lo más sutil y elocuentemente posible:

1. El ser humano puede no responder a su vocación. Y si elige no hacerlo, elige no ser lo que él mismo intuyó como su deber-ser. Pero es, efectivamente, aunque otra cosa más, algo ajeno, de origen externo. Hay, pues, libertad sólo en tanto que reconoció opciones, las problematizó y, finalmente, efectuó su elección (eligió no ser honesto con su ser más íntimo).
En el caso de no haber siquiera "escuchado" su vocación, no hubiera habido verdadera elección; pues sus opciones hubieran sido reducidas, su libertad se habría vuelto, por tanto, más estrecha.

2. En efecto, defiendo la idea de que los animales no tienen libre albedrío; o al menos no una libertad tan amplia como la que tiene el ser humano en esencia. La libertad de los animales es, en cambio, una libertad más limitada, más reducida en razón de sus posibilidades. En efecto: algunos animales demuestran poseer inteligencia, dada su mayor o menor facilidad de resolución de problemas, y estas señales de problematización suponen una suerte de autoconciencia (distinta de la del ser humano). Creo que los animales son tan libres como los límites de su inteligencia les permiten ser. Incluso defiendo la idea de que los límites de la conciencia-inteligente son los límites de la libertad. Tanto campo conquistará tu libertad, cuantos más problemas reconozca tu conciencia. Ahí donde no haya problema que te "asombre", tu voluntad será menos libre.

La conciencia inteligente es, pues, fuente de libertad si consideramos también las posibilidades de elección en tanto que capacidades intrínsecas del ente en cuestión. Consideremos el siguiente ejemplo: hay un hombre y su perro sentados en un parque. Alguien a distancia considerable hace sonar uno de esos silbatos de tono agudísimo hechos especialmente para caninos. Dado que su sonido no entra en los límites del registro auditivo humano, permanece el hombre inmutable ante tal emisión. En cambio, el perro sí la percibe y tiene, entonces, la posibilidad de decidir una acción de acuerdo con su conciencia de la situación acaecida. Diríamos de esto que el perro tuvo mayor libertad dado que su conciencia superó en amplitud a la del hombre en razón de su capacidad auditiva.

Algo más sobre los animales: si afirmamos junto con Aristóteles que la ciencia es el conocimiento de causas, puedo entonces defender la idea de que el hombre (ya sea por su capacidad craneana o lo que se quiera) puede elevar su especulación a grados tan altos que conllevan indefectiblemente una nueva serie de actividades que le corresponden: las actividades culturales. Podemos conceder que los animales tienen alguna suerte de intelección sobre algunas causas en su entorno, sin embargo, no son tales que transformen su vida de forma radical. Su acción en general, según vemos, denota una muy limitada "visión" sobre sí mismos y su mundo: viven en la inmediatez del instinto. Podemos sostener esto por el sencillo hecho de que no han logrado desarrollar cultura, una vida espiritual que los haga trascender la austera vida económico-materialista: no tienen memoria biográfico-histórica, esto es: carecen de la capacidad intelectual suficiente para elaborar un seguimiento lógico-causal de los elementos de su memoria; la formación de una identidad biográfica que proyecte valores y deberes.

Podemos agregar entonces que la autoconciencia no es solo la contemplación del ego; es además la conciencia de la relación de éste con su mundo, es pensar (aunque no necesariamente de manera explícita) el problema de la relación sujeto-objeto. La contextualización propiamente dicha: la reflexión en las dimensiones histórica, ontológica, epistemológica y ética de la existencia.

La libertad es una cuestión gradual que responde a circunstancias dadas. Si elijo entre un pantalón azul y otro rojo en un almacén de ropa, indudablemente reconoceríamos mi elección, mi libre albedrío. Pero si suponemos que no me enteré de la sección contigua a la que me encontraba, donde además tenían pantalones negros y verdes, se me negará que entre mis opciones de pantalones se encontraban estos últimos colores. Ahí no tenía libertad de elección. Ésta se reducía a pantalones rojos o azules y no más. El conocimiento conlleva nuevas libertades. Ver lo que antes no se veía amplía obviamente el campo contemplativo. La conciencia permite, pues, la reflexión de las distintas opciones a elegir. La voluntad enriquece sus posibilidades, su potencia, con conocimiento. Saber es poder.


*Remitimos a los lectores al post titulado "El ser biográfico" publicado por Beto perdido el día 24 de abril de 2007.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

1. ¿Pero qué no significaría un peso de menos (para la libertad) vivir sin la conciencia histórica, sin el compromiso moral que implican la memoria y la proyección?

2. ¿El ser infinitamente problematizador es infinitamente libre?

Anónimo dijo...

Los "humanos" pertenecemos a la especie animal homo sapiens.

Los animales de diferentes especies a la nuestra también tienen autoconciencia, como ya se ha demostrado:

http://www.elmundo.es/elmundo/2006/10/30/ciencia/1162227331.html?a=9226ef1866a7f79b7121e16dc29be1b4&t=1162281698

rc dijo...

genial dato. gracias.

IVAN RICARDO dijo...

Para aquellos que hacen comentarios. Habria que diferenciar la definicion de autoconciencia que esboza la inteligencia emocional, que es un reconocimiento de sus propias emociones, de la idea de autoconciencia que plantea Hegel que es una capacidad de superar su propia conciencia y verse como ser social. Cuando el individuo supera su propia individualidad y se ve como un otro para los otros se ve en igualdad con el genero humano, desarrolla la capacidad de autogobernarse, pues interioriza las razones universales por las que los hombres nos organizamos en sociedad. Transforma y no solo a nivel cognitivo su estructura sino que se produce una transformacion espiritual (entiendase que lo espiritual es lo que reune todas las dimensiones humanas, no su interpretacion religiosa) El hombre deja de ser una entidad individualista y se transforma en un ser social, en un ser humano.
Por esto el hombre gracias a la autoconciencia interioriza los valores, desarrolla autocracia y consigue la libertad.