viernes, marzo 21, 2008

Ocium cum dignitate

Por Alfonso Vázquez

Pues sí, yo no quiero ser como usted Sr. Mota; sería algo tan aburrido como predecible, y lo que es peor, andaría con una seguridad endiablada sin cuestionarme nunca nada y esparciendo por todos los auditorios de las "universidades" de México que vivimos en el mejor de los mundos posibles (en el mejor de los fraudes quizá), y hablando de Sabritas o de Bimbo (que nos bendiga San Lorenzo Servitje y los legionarios de Cristo y toda su pleyade de pederastas, eso si, muy santurrones y persignados), o peor escribiendo meras opiniones lanzadas al vuelo sin una fundamentación rigurosa y revelando una ignorancia profunda de los objetivos y características que tiene la filosofía como una disciplina reflexiva y desmitificadora de todos esos sofismas que nos arrinconan en la complacencia y en la aceptación resignada de una realidad brutal como la que vivimos en nuestros ominosos días.
Nosotros, como estudiantes y egresados de la licenciatura en filosofía de la UNAM, y desde luego, como profesionales de la filosofía, sobre todo agregamos valor intelectual a una tradición cultural crítica que desde la constitución de México como nación independiente se ha mantenido constante a lo largo de nuestra historia, abriendo el debate sobre los principales temas de nuestro país y fundando instituciones y reflexiones de primer nivel que tienen por objeto señalar que el rey está desnudo, cuando el resto de los aduladores se complacen en perpetuar la mentira.
Debería aprender a discernir entre las múltiples dimensiones que tiene la vida y la realidad en su conjunto: no todo se reduce a los negocios, ni todos queremos que el mundo siga siendo el gigantesco casino en el que se ha convertido.
Tampoco está de más recordar que la palabra Universidad se refiere a lo universal, y por lo tanto a la unión de las diversidades que conforman nuestra institución (la UNAM), y que abogar por un pensamiento único, cercenado de aristas críticas, es condenarnos a un neo-oscurantismo que va de la mano, generalmente, de regímenes neo-conservadores y puritanos.
"Viva la discrepancia porque esa es la esencia de nuestra Universidad!", ya lo dijo Javier Barros Sierra en el año de 1968, y desde luego que Lucía Andrea Morett tiene todo nuestro apoyo, porque partiendo de los fundamentos jurídicos que dan base a nuestra constitución política: todo mexicano es inocente hasta que no se demuestre lo contrario" y solamente suscribo la enorme pancarta que los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras colocaron a un lado de la puerta de nuestra facultad:
"No a la criminalización de los espacios estudiantiles.
Nuestro único delito es la conciencia. Nuestra única arma la crítica
Apoyo total a Lucía Andrea Morett Álvarez"

¡Viva la UNAM!, la única institución de nuestro país que se atrevió a condenar el ilegal y criminal bombardeo de las fuerzas armadas colombianas en territorio ecuatoriano, justo cuando estaba por llevarse a cabo una nueva entrega de rehenes por parte de las FARC.
Larga vida a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y al Colegio de Filosofía.

El que confunde magnesia con gimnasia es usted Sr. Mota; insistimos: la vida no se reduce a los negocios; el trabajo intelectual que desempeñan filósofos, académicos, investigadores y escritores, no puede concebirse como un mero afán de "vender libros", sino como un trabajo humano que, objetivado en un producto, agrega valor intelectual y crítico a quién disfruta de su consumo leyéndolo.

P.D. En efecto, cualquiera puede estudiar la licenciatura en Filosofía y formarse en strictu sensu como filósofo, ya cada uno sabrá de que modo agregar valor intelectual a la cultura de nuestro país y ejercer toda esa formación crítica en el campo de actividades que más le parezco adecuado: dando clases, apareciendo en los medios de comunicación, trabajando como asesor de empresas o en partidos políticos, en alguna ONG, escribiendo libros, dedicándose a la investigación, o trabajando con los pobres (ni modo) ayudándoles a adquirir una conciencia social y crítica.

Por favor, ya deje de hacerse el payaso, que no nos va a convencer con sus simplificaciones.
¡Y que viva el ocio!
¡Ocium cum dignitate!
¡Non Serviam!

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