lunes, marzo 17, 2008

SOBRE LA DESTRUCCIÓN Y LA CONSTRUCCIÓN DEL MUNDO.

Hace unos días me topé con un fuerte, casi sapiente y contundente artículo de un tal Carlos Mota que, indignado o preocupado por el “apoyo físico” de algunos estudiantes mexicanos en las FARC, tunde y pasa por armas a la UNAM en sus colegios de Filosofía y letras y Ciencias Políticas y Sociales. De modo que, después de digerir un poco y ya no sentirme tan mal por la crítica moral, social y valorativa del autor, me he decidido a contra argumentar a modo de respuesta.

El artículo en cuestión comienza con el planteamiento de cuatro preguntas difíciles por su profundidad y complejidad; a saber:

a) ¿Qué perspectivas profesionales tiene un joven que estudie en la Facultad de Filosofía y Letras o en la de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM?

b) ¿Podría ser contratado en empresas como Unilever, Nokia, Sony o Cemex?

c) ¿Querría?

d) ¿Está preparado para agregar valor económico o para generar empleos?

Ahora, podríamos decir que, lo que de algún modo se plantea o nos plantea con éstas preguntas el señor autor, es el añejo problema de si el filósofo (en este caso el humanista mexicano egresado en la UNAM) es útil. La casi elegante respuesta de Mota despacha a las cuatro preguntas de inmediato.

El problema está en la intención profesional con la que egresan varios jóvenes de esas facultades. Quieren romper el mundo, no construirlo


Así pues, lo anterior sugeriría, y como el mismo autor irá desarrollando en su texto, que:

a) las perspectivas de un estudiante de la UNAM de las facultades de Filosofía y Letras o de Ciencias Políticas, tiene perspectivas casi nulas para trabajar en la industria.

b) No podría, desde luego, ser contratado en empresas de éxito.

c) No querría ser contratado; al menos en tanto sus intenciones profesionales dicten lo contrario.

d) No estaría preparado para agregar valor económico ni para generar empleos.

Quizá ahora se pueda ver cómo para don Carlos, aquello que no produce en esos términos, pareciera no colaborar en lo que el llama “la construcción del mundo”… sea lo que eso signifique, ya que en ningún momento lo desarrolla; aunque, por la evidencia que más o menos se puede extraer en su monolítica sentencia, parece entenderse que su “construcción del mundo” consiste en generar empleos y crear bienestar social, prosperar y tener acceso financiero a un cierto tipo de vida (con sus respectivas necesidades).

Pero Mota dijo algo más, dijo que no sólo no queremos construirlo sino que, además, lo queremos destruir. Estas son palabras peligrosas que si se toman con la cautela necesaria (que suele ser la suficiente en este tipo de problemas), nos dicen, al menos en forma tácita que, al no estar capacitado el filósofo o humanista mexicano de la UNAM para agregar valor económico y generar empleos, al no poder crear bienestar social a través de la economía, no ayuda a “construir el mundo”; pero, justo al no querer hacerlo, está queriendo destruirlo.

El problema, en todo caso, es que hay algo extraño en esto que acabo de decir, por que el señor Carlos Mota estaría asumiendo una postura radical e intolerante en la que: si no estás conmigo, estás en mi contra, si no quieres construir, de seguro quieres destruir. A menos que el autor quiera justificar ese querer destruir de los humanistas en ciertos casos particulares de estudiantes que apoyan a un grupo guerrillero y cuyas razones merecen un estudio que sea, al menos, un poquito más serio que el que nos ofrece.

Por otro lado y a partir de la corta respuesta de la que he estado hablando, Mota se evidencia y exhibe, o bien como un pésimo lector de Filosofía, o bien como alguien que nunca ha leído un texto filosófico. Y es que, si hubiera leído, o en caso de leer, si hubiera entendido lo que leyó, Carlos probablemente habría visto que la reflexión filosófica aparece como un conocimiento desinteresado; es decir, que no se interesa por servir a un solo propósito… el mismo Aristóteles, quien se considera un autor paradigmático en este negocio (por si el señor Mota desconoce el dato), decía que la metafísica, al ser la más inútil, era, a la vez, la más excelsa de todas las ciencias.

Pero… ¿por qué?, bueno, pues justo por que toda reflexión científica, filosófica o artística, al menos en su sentido más puro, descansan en el supuesto del amor a la sabiduría, en el amor al conocimiento, en el amor a las formas; amor que, en últimos términos, representa el fundamento mismo del concepto de filosofía (amor a la sabiduría). Quizá ahora el sr. Mota (si acaso lee esto), comience a divisar por donde va el asunto, por que lo que se planeta con lo que dice, en últimos términos, es el desaparecer o re-direccionar en tanto intención a todo aquello que no produce y que no entra en su categoría de “construcción”; es decir, estaría descartando de un plomazo, o mejor dicho, de un plumazo, no sólo a los filósofos sino también a los artistas, a los científicos y, en algún sentido, a usted mismo en tanto periodista dedicado a la reflexión y no a la directa generación de empleos (aunque sí sería muy útil en tanto panfletero y pre-juicioso [y no lo digo en un ánimo peyorativo]).

De ese modo, cabría preguntar si es verdaderamente el filósofo, el científico, el politólogo o el artista, quien quiere “destruir el mundo” y no algunas de esas “grandes, buenas, bellas y exitosas” empresas que derraman tóxicos en los mantos acuíferos, que talan indiscriminadamente los bosques, que evaden impuestos y que, por lo que veo en México, pagan sueldos que permiten vivir a penas por encima de la miseria.

Finalmente, y si en mis manos estuviera pedirle algo a Carlos Mota, le pediría que leyera un poquito de filosofía, o en su defecto que reflexionara hasta entender lo que leyó para opinar con un poquito más de conocimiento y buen criterio; por que, más allá de un pésimo artículo (que no necesariamente lo hace un pésimo periodista) con una intención aparentemente positiva, predispone a todos sus lectores que igualmente desconozcan sobre la materia en cuestión, a reforzar juicios y pre-juicios como los que aquí se manifiestan muy claramente; a saber, que el filósofo quiere destruir el mundo por que no produce empleos, o que, por que algunos estudiantes apoyan activamente una guerrilla, todos compartimos ese mismo perfil.



Aquí anexo el link donde se encuentra el artículo.

www.milenio.com/mexico/milenio/firma.php?id=601786

2 comentarios:

Carlos V. dijo...

Bien Robert; espero que Mota se digne a leer esto. Yo le envíe un mail con la liga de nuestro Blog para que se quede con cara de no entiendo nada

Te mando un fuerte abrazo.

rc dijo...

Una gran respuesta, mi estimado colega.