Los pasados 3 y 4 de mayo, fuimos testigos de una barbarie que nos hizo volver la mirada a San Salvador Atenco. Sin lugar a dudas, el enfrentamiento del Estado con el pueblo es absolutamente reprobable, ello es así por un principio fundamental, a saber, que la Ley no supone la violencia.
Desafortunadamente, las fuentes de información ya sean los medios masivos, los grupos izquierdistas e incluso los propios testimonios de la población y la policía, nos son ajenos; esto en el sentido de que no tenemos un acceso directo a los hechos tal y como fueron. Sin embargo, lo único de lo que estamos ciertos es de las agresiones de uno y otro grupo. Es muy posible (de hecho así se cree que fue) que el enfrentamiento no haya sido equivalente: los policías, al parecer, eran muchos más.
Creo que lo más reprobable (además del enfrentamiento) es que no haya existido el diálogo. La carencia de prudencia y de razón por parte de ambos sectores, es simplemente absurda. ¿Por qué no hubo un acuerdo (aparte del que supuestamente se tenía: no vender flores)? Ante todo, porque no se escucharon. El Estado, bajo el pretexto de “preservar” el Estado de Derecho, justificó los ataques a la población. El pueblo para defenderse, también atacó. ¿Quiénes son las víctimas? En última instancia el pueblo es el afectado, pero no sólo el pueblo de Atenco, sino la población en general. Los hechos ocurridos en Atenco sólo son una muestra de la falta de diálogo entre el pueblo y el gobierno. Esto es una gran contradicción debido a que es a partir del pueblo de donde surge el gobierno; ¿cómo es posible que si el gobierno es elegido desde el pueblo, no exista el diálogo? ¿Cómo es posible que, en última instancia, el pueblo no dialogue consigo mismo?
Considero que más allá de la indignación que los hechos de Atenco nos suscitan, debemos reflexionar –y recordar – que el Estado y el pueblo no deben estar separados, que unos no son los buenos y los otros los malos. Debemos recordar que para la prosperidad de un país, Estado y pueblo conforman una unidad en tanto que democracia, es decir, en tanto que igualdad. Dicha unidad se establece y fortifica mediante el diálogo.
Creo pertinente que todos, como pueblo, debemos informarnos de los sucesos acaecidos en Atenco, no para tomar una postura, sino para comprender la contradicción de la que he hecho mención, y así, lograr emprender un nuevo diálogo. No hay peor acción que callarnos y ser ajenos. Gobierno y pueblo no deben ser enemigos, por ello, es importante romper el silencio.
Desafortunadamente, las fuentes de información ya sean los medios masivos, los grupos izquierdistas e incluso los propios testimonios de la población y la policía, nos son ajenos; esto en el sentido de que no tenemos un acceso directo a los hechos tal y como fueron. Sin embargo, lo único de lo que estamos ciertos es de las agresiones de uno y otro grupo. Es muy posible (de hecho así se cree que fue) que el enfrentamiento no haya sido equivalente: los policías, al parecer, eran muchos más.
Creo que lo más reprobable (además del enfrentamiento) es que no haya existido el diálogo. La carencia de prudencia y de razón por parte de ambos sectores, es simplemente absurda. ¿Por qué no hubo un acuerdo (aparte del que supuestamente se tenía: no vender flores)? Ante todo, porque no se escucharon. El Estado, bajo el pretexto de “preservar” el Estado de Derecho, justificó los ataques a la población. El pueblo para defenderse, también atacó. ¿Quiénes son las víctimas? En última instancia el pueblo es el afectado, pero no sólo el pueblo de Atenco, sino la población en general. Los hechos ocurridos en Atenco sólo son una muestra de la falta de diálogo entre el pueblo y el gobierno. Esto es una gran contradicción debido a que es a partir del pueblo de donde surge el gobierno; ¿cómo es posible que si el gobierno es elegido desde el pueblo, no exista el diálogo? ¿Cómo es posible que, en última instancia, el pueblo no dialogue consigo mismo?
Considero que más allá de la indignación que los hechos de Atenco nos suscitan, debemos reflexionar –y recordar – que el Estado y el pueblo no deben estar separados, que unos no son los buenos y los otros los malos. Debemos recordar que para la prosperidad de un país, Estado y pueblo conforman una unidad en tanto que democracia, es decir, en tanto que igualdad. Dicha unidad se establece y fortifica mediante el diálogo.
Creo pertinente que todos, como pueblo, debemos informarnos de los sucesos acaecidos en Atenco, no para tomar una postura, sino para comprender la contradicción de la que he hecho mención, y así, lograr emprender un nuevo diálogo. No hay peor acción que callarnos y ser ajenos. Gobierno y pueblo no deben ser enemigos, por ello, es importante romper el silencio.
6 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo en que recurrir a la violencia es la peor de las posibilidades a tomar para la solución de los problemas. Aún más cuando atañen la vida política de un país.
El riesgo que se corre al optar por la resolución violenta es que la estabilidad conforme a derecho puede quedar olvidada. Es decir, cuando se argede en la manera como se hizo en Atenco (sin siquiera respetar los derechos humanos), la población -creo- fácilmente puede perder el respeto y la credibilidad, no solo en quienes garantizan la ley en el país, sino incluso en la ley misma. El estado de derecho, pues, puede quedar suprimido fácilmente.
Ahora bien, lo más crucial es intentar mantener el orden cuando las masas iracundas insatisfechas por años de abusos quieren cobrar justicia por mano propia (recordemos Tlahuac). Sin querer tomar titnes apocalípticos, creo que estamos frente a un fenómeno social muy importante en nuestro país, que determinará el rumbo de nuestra historia. Creo que nuestro quehacer como críticos de la sociedad, como filósofos, es mantenernos comprometidos, no con el pueblo, tampoco con el estado, sino con una razón que apele el interés y el cuidado del conciudadano, del prójimo.
saludos
Me parece que lo que mencionas es totalmente cierto. De hecho, creo que el compromiso que tenemos con el prójimo, es precisamente el hecho de comprenderlo. Estoy pensando en Caso cuando éste afirma que debemos observar nuestra realidad.
Como filósofos debemos hacer eso, observar nuestra realidad e inventar un sistema de gobierno que se adecue mejor a nuestra circunstancia. Desde luego, eso significa hacer una filosofía política mexicana, que garantice un verdadero estado de derecho MEXICANO; porque cuando dicen "se violó el estado de derecho", en realidad no se habla de un estado de derecho mexicano; por lo tanto, considero que es importante hecernos la pregunta: ¿Qué política queremos? Y, como filósofos, nuestra labor es formular la pregunta por un lado e intentar resolverla por el otro.
saludos y mucha suerte el dos de julio.
llego tarde compañeros, llegamos bastante tarde, hoy nuestros comentarios, nuestro dialogo rompe contra piedra muy dura, el tiempo.
Atenco está a tan solo un mes de distancia sin embargo la efervecencia originaria que desató se ha visto opacada.
el problema no fueron los ciudadanos muertos, veanlo bien, tampoco han sido las bajas en la policia, no me parece que argumentos eticos o morales tengan cabida ante la situación, pues la violencia que vivimos no es causa de la falta de educación, de la falta de diálogo, sino la contradicción dentro de la política mexicana. Los policias no han querido matar al poblador, sino su discurso, la amenazante mano levantada con machete, es producto no de campesinos incultos, sino de un proyecto que los excluye, o al menos que los margina a ser 'fuerza de trabajo'.
No digo que ustedes hayan dicho lo de 'incultos' pero he oído a gente
que si lo dice.
la circunstancia que vivimos ¿nos necesita? o más bien le gustaría vernos silentes.
podría perderme en este mar de problemas que encierra nuestro actual México, pero quiero decir una cosa más, la Ley supone la violencia, claro que si. porque esta hecha para delimitar la libertad, ello lleva de suyo que la ley es necesaria porque los individuos no pueden cumplir sin una guía, sobre todo sin una guía que los coaccione. las prisiones estan hechas para todos aquellos que no cumplan con los estatutos fijados. eso no esta mal, el hecho de que la ley suponga violencia no es un error, el problema radica en que es lo establecido por la ley.
y el gran problema es que los jueces son parciales, el gran problema de Atenco es el hecho de que la autoridad infringe, por que aun lo hace, la ley que ella debe observar el cumplimiento, y lo hizo con proposito, ¿cuantos? lo desconozco, uno es el transferir esas tierras a una compañia transnacional, dos sofocar un movimiento campesino "en defensa de la tierra".
puedo equivocarme, pero en el ultimo de los casos, esos eventos fueron utilizados por Calderón para asegurar votos, "mano firme"
No escapa a mis pensamientos una frase, "el poder abusa" el pueblo dió muerte a personas uniformadas de policias, si me permiten decirlo, la instanciación de su contradicción, que por otra parte, son igual de hombres que nosotros.
"el poder absoluto abusa absolutamente" los policias al mando del señor Peña Nieto y Abascal (al menos eso es de lo que me enteré) golpearon y detuvieron a los pobladores que opusieron resistencia, bajo el pretexto del estado de derecho, pero ¿y sus familias? el pueblo fue asolado con cateos, sin mencionar las golpizas a los habitantes, persigen a familiares de los lideres, infiltran policias en FFyL, violan en el transcurso de la detención a un número que yo desconozco de las mujeres detenidas, ¿tiene sentido seguir con la lista?
el dos de julio, no amigos viene todo un sexenio, nos estamos jugando nuestro futuro, no lo dejemos en 'sus' manos
Me parece, mi buen Gerardo, que el asunto del tiempo es, en efecto, un factor claramentente determinante: llegamos tarde.
Desde luego que el mar de violencia que la Ley [mexicana] supone -como dices-, es un grave problema que consiste, esencialmente, en creer que poner modelos "democráticos" que funcionan en otros países es lo más adecuado.
Con ello quiero comentar lo que has mencionado: nuestra política nacional supone una serie de contradicciones, entre otras causas, porque es una mala adaptación de otros sistemas políticos. De hecho, mi aportación en este Blog, supone filosofía política que de ninguna manera se aplica en México aunque así se crea.
Considero también, que Atenco fue el estallo que nos reclama: "Hey!, despierten, necesitamos una política que nos beneficie, que sea equitativa; una legislación no ilusoria". ¿Cuántos muertos más debemos observar para entender que nuestro sistema no funciona? ¿Cuántas muertes deben seguir, ya sea de policías o "macheteros"? ¿Cuántas mujeres violadas o muertas como en cd. Juárez? ¿Cuántos quemados vivos, como en Tláuac?
Sigo insistiendo en que debemos ponernos a pensar una nueva política, una mexicana; debemos crear una nueva filosofía política mexicana. Por lo tanto, es menester que dialoguemos, que no echemos en saco roto lo acontecido y lo que acontecerá. Dialoguemos;
Atenco es una marca que no merece el olvido, merece nuestro diálogo y nuestros pensamientos correctos.
Es verdad, este dos de julio, no dejemos en sus manos nuestro futuro, pero tampoco imitemos revoluciones; debemos pensar y dialogar para crear algo bueno. El futuro está en nuestras manos, comprometámonos con él.
has dicho "ley mexicana"
No, para toda x, tal que x sea ley, entonces tiene la propiedad de ser coercitiva, las leyes no se escriben porque el pueblo las cumpla, el decalogo dice "no mataras" no dice porque no pero supone su prohibición, la ley demarca un territorio, dentro lo "justo" fuera lo injusto, además hay una igualdad entre estos y la legalidad, fuera de ella queda lo penal, lo que el estado ha de castigar.
eso es la violencia, repito, no digo que en sí mismo eso sea un defecto, pero el problema es la aplicación y manipulación de la ley para el provecho de un determinado grupo.
Has señalado, buen Gerardo, un punto interesnte.
Cuando escribí, "ley mexicana", lo que tuve en mente fue repensar el concepto mismo de ley para intentar generar otro que surga y se aplique a nuestra realidad. En otras palabras, no se trata de que la x sea ley y que cumpla con la propiedad de ser coercitiva; se trata precisamente de re-pensar el concepto mismo de ley. Lo que has hecho es asumir el "uso común" de 'ley' y ese, estimado amigo, es el uso que occidente nos ha legado y que no necesariamente debe ser el adecuado a nuestra circunstancia.
Comprenderás que la -permítemelo así- "redefinición" de 'ley', es la tarea primordial. Mi punto es que asumir el concepto dado, es justamente la causa de las contradicciones de las que has hecho mención. ¿Qué opinas?
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