El texto que nos regala Ernesto Priani en esta quincena en su “guía de perplejos” es bastante inquietante. El escrito es del Dr. Alberto Constante, quien reflexiona y se sumerge en una conferencia que Heidegger pronunció y que, dicho sea de paso, es aún más inquietante.
Was ist das- die Philosophie? (¿Qué es esto, la filosofía?) Esta pregunta es la que titula la conferencia de Heidegger. A través de ella, Constante advierte que el pensador alemán insinúa que filosofar es una actividad eminentemente griega. Pensar en griego, eso sería filosofar. Priani tiene mucha razón; a uno le queda la sospecha natural de si realmente eso es filosofía, de si sólo inició en Grecia y si toda ella se reduce a su origen. En efecto, uno no puede evitar revelarse ante tal idea.
‘Filosofía’ proviene del griego; eso es evidente. Pero no seguimos pensando en griego, entiéndase, no somos griegos. Recordemos que el lenguaje ilustra nuestra manera de ver el mundo y es obvio que no podemos verlo de la misma manera. ¿Debemos renunciar a Grecia? No. Pero ello no quiere decir que debamos pensar (o que, de hecho, pensemos ya) en griego. Creo, sin embargo, que los hechos de la Grecia Clásica están presentes en la humanidad contemporánea, como lo están los de épocas posteriores a aquélla y precedentes de la nuestra. Somos lo que ha sido la humanidad, pero no cabalmente ni idénticamente.
Recuerdo que en alguna clase con el propio Priani, hablábamos de cómo el pasado se mantiene resignificándolo. Pero lo pasado es parcialmente determinante, en tanto que condición de posibilidad del presente. Así, la filosofía se ha ido resignificando conforme ha transcurrido su historia; lo cual no quiera decir que los problemas de la Grecia Clásica hayan dejado de existir, pero nuestra manera de enfrentarlos y reflexionarlos cambia porque ha cambiado nuestra situación histórica y, por tanto, nuestra visión del mundo.
Precisamente porque nuestro mundo ha cambiado, es evidente que la filosofía tiene que adaptarse a tal cambio. Y, entonces, habrá que pensar si en nuestro mundo la filosofía sólo se reduce a la Academia y el academicismo. Si no es así (y me sumo a esta idea), entonces hay que abrir más espacios en el mundo que nos rodea; filosofar, como dice Ernesto, entre el futbol y la telenovela o entre los miles de entretenimientos que tiene nuestro tiempo. Si nos creemos que la filosofía está en griego, entonces será (como de hecho lo es para miles de personas) tan extraña y lejana que quedará en el olvido como muchas otras expresiones humanas.
Was ist das- die Philosophie? (¿Qué es esto, la filosofía?) Esta pregunta es la que titula la conferencia de Heidegger. A través de ella, Constante advierte que el pensador alemán insinúa que filosofar es una actividad eminentemente griega. Pensar en griego, eso sería filosofar. Priani tiene mucha razón; a uno le queda la sospecha natural de si realmente eso es filosofía, de si sólo inició en Grecia y si toda ella se reduce a su origen. En efecto, uno no puede evitar revelarse ante tal idea.
‘Filosofía’ proviene del griego; eso es evidente. Pero no seguimos pensando en griego, entiéndase, no somos griegos. Recordemos que el lenguaje ilustra nuestra manera de ver el mundo y es obvio que no podemos verlo de la misma manera. ¿Debemos renunciar a Grecia? No. Pero ello no quiere decir que debamos pensar (o que, de hecho, pensemos ya) en griego. Creo, sin embargo, que los hechos de la Grecia Clásica están presentes en la humanidad contemporánea, como lo están los de épocas posteriores a aquélla y precedentes de la nuestra. Somos lo que ha sido la humanidad, pero no cabalmente ni idénticamente.
Recuerdo que en alguna clase con el propio Priani, hablábamos de cómo el pasado se mantiene resignificándolo. Pero lo pasado es parcialmente determinante, en tanto que condición de posibilidad del presente. Así, la filosofía se ha ido resignificando conforme ha transcurrido su historia; lo cual no quiera decir que los problemas de la Grecia Clásica hayan dejado de existir, pero nuestra manera de enfrentarlos y reflexionarlos cambia porque ha cambiado nuestra situación histórica y, por tanto, nuestra visión del mundo.
Precisamente porque nuestro mundo ha cambiado, es evidente que la filosofía tiene que adaptarse a tal cambio. Y, entonces, habrá que pensar si en nuestro mundo la filosofía sólo se reduce a la Academia y el academicismo. Si no es así (y me sumo a esta idea), entonces hay que abrir más espacios en el mundo que nos rodea; filosofar, como dice Ernesto, entre el futbol y la telenovela o entre los miles de entretenimientos que tiene nuestro tiempo. Si nos creemos que la filosofía está en griego, entonces será (como de hecho lo es para miles de personas) tan extraña y lejana que quedará en el olvido como muchas otras expresiones humanas.
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