Por Carlos Vargas
Hace unos pocos días circuló por Internet e incluso por la prensa, la llamada a presentarse a las casillas el 5 de julio para anular el voto. Un ejemplo de esto lo dio el propio Jacobo Zabludovsky, quien el 15 de junio en su columna del Universal afirmó que:
Hace unos pocos días circuló por Internet e incluso por la prensa, la llamada a presentarse a las casillas el 5 de julio para anular el voto. Un ejemplo de esto lo dio el propio Jacobo Zabludovsky, quien el 15 de junio en su columna del Universal afirmó que:
Creo que mi voto del 2006 fue precursor de este movimiento espontáneo que por la vía de la nulidad se convierte en un escape al descontento. No nos dejemos confundir: abstenerse es una grave torpeza. Debemos ir a votar. Votar nulo. Opinar contra una manera de elegir a nuestros gobernantes que ha dado resultados lamentables. Por la vía legal y pacífica de nuestro voto, voto nulo, pedimos que se modifique la ley.[1]
Y es que a pesar del malestar social que se respira en el ambiente, alentado por la violencia que el narcotráfico ha suscitado en el país, las crisis a las que el gobierno panista se ha enfrentado y las múltiples decepciones que el perredismo le ha dado a la población, no quedaba muy claro por qué votar por alguno de los partidos políticos de siempre.
En las elecciones de 2006, se dijo que una vez que el PRI había caído hasta la tercera fuerza política en el Congreso, por debajo del PAN y el PRD, ya estaba acabado. Esto, sin embargo, se ha mostrado como falso. El PRI, a pesar del abstencionismo y los votos nulos, ganó y vuelve al poder.
El asunto es sintomático en sentido extremo. ¿Quiere la sociedad mexicana volver al régimen priísta? En la revista semanal del Milenio Diario, hubo un artículo que mencionaba una posible sub-estrategia de campaña del PRI: la mayoría de sus candidatos son mujeres. La propia dirigente del PRI es la única mujer a la cabeza del partido político, ni siquiera el PRD, quien tenía más mujeres militantes en dicho partido, ha explotado esa fórmula.
Lo cierto es que el PRI, el dinosaurio que se creía extinto, ha vuelto y quién sabe con cuanta voracidad. La pregunta es: ¿más vale malo conocido que “nuevo” por conocer?
Nota:
1] Puede verse la nota completa en: http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/44531.html
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